Heráldica de Arahal

DESCRIPCIÓN: De azur león al natural desquijarado y aculado, terrasado de sinople, superado de cartela de plata con la inscripción en sable "Absorta est mors in victoria". Al timbre, yelmo de hidalgo, del que parten lambrequines con palmas y una hilera de árboles.

ANÁLISIS HERÁLDICO-SIGILOGRÁFICO: Concedido por Felipe II al tiempo de su independencia de Morón en 1554. En unas de las descripciones del investigador local Manuel Jesús García Amador , sostiene que el león prosternado (con las extremidades posteriores recogidas y las anteriores extendidas) fue tenida humillante, haciendo caso omiso de las nuevas armas y retornando al uso de las antiguas, consistentes, según un acuerdo capitular de 1597, en «dos leones y en medio un tarajal de arboleda y encima seis estrellas con la orla de unas vueltas galanas y una celada encima del tamaño de un real de quatro». Los leones, antes de la independencia, habían sido osos. El anónimo informador de Tomás López expresó en 1785 que se organizaba con «un árbol verde en campo celeste y en él repartidas seis estrellas de plata, y, arrimados al árbol, dos osos en ademán de querer subir a la copa», añadiendo: «quizá sean estas armas de los Pizarro por lo mucho que se asimila». Jiménez Pérez, autor de las notas históricas, expone que su parecido con las de esta familia y las de la casa de Ureña, presumiblemente por entronque nupcial, debe ser tomado con reservas. Abogamos por la legitimidad de este blasonamiento, patente sin interrupción durante el XV, como sello de placa (el ejemplar se inserta en un documento de 1485), al XIX, sin que deba adjudicarse necesariamente a un apellido. El yelmo de hidalgo es error tras la conversión del siglo a escudo, propagado en las armas dadas por Felipe II, así como filacteria y lambrequines. Al tiempo de la rehabilitación no se tuvieron en cuenta las normas de los colores, se añadieron lambrequines, propios de la armería gentilicia; se pintó al león linguado, no con la mandíbula desencajada; el lema se introdujo en el campo, se timbró con yelmo y adoptó la boca francesa.

SIMBOLOGÍA: En el privilegio de villazgo en 1554 (despachado por Felipe II y concedido por Carlos I) se consigna que ya se habían iniciado tiempo atrás los prolegómenos de la separación, al tener costumbre de nombrar justicias y oficios, pero cuando la exención fue notificada al concejo de Morón, éste reclamó su nulidad, denegada. La casa de Ureña (Pedro Girón, maestre de Calatrava, compró el lugar en 1461 por trueque con su hermano, marqués de Villena) siguió, sin embargo, gozando prerrogativas. Con los vientos constitucionales se aireó el uso del león, tenido por degradante, desde entonces símbolo, según Jiménez Pérez, «del dominio vencido y desarmado a los pies de quienes antaño fueron sus siervos», que proclama el lema, por el que hasta la muerte quedó absorta ante la victoria (sobre Morón), frase de la primera epístola de San Pablo a los corintios /15,54): «Y cuando esto corruptible se haya vestido de incorrupción, y esto mortal se haya vestido de inmortalidad, entonces se cumplirá la palabra que está escrita: Sorbida es la muerte en victoria». Conservó el villazgo hasta que por real decreto de Alfonso XIII, de 10 de diciembre de 1907, se le concede el de ciudad. Por decreto de 30 de diciembre de 1943 se da a su Ayuntamiento el tratamiento de excelencia. Volver atrás »