Ermita de San Antonio de Padua

Al Este del Conjunto Histórico de Arahal, entre la encrucijada de las veredas de Carmona y Osuna, se ubica estratégicamente en una de las «puertas» tradicionales de la población, la ermita de San Antonio de Padua, humilde construcción decimonónica. Es el único ejemplo que resta en Arahal de estas construcciones semirrurales que sacralizaban los entornos de las poblaciones andaluzas, los llamados «ruedos». En ella se hayan los orígenes de la antigua corporación radicada, cuyos orígenes se remontan al año 1635.

La solicitud de su construcción por parte de don Pedro Duarte, mayordomo de la cofradía de San Antonio, se debe a la razón piadosa existente de la cofradía del «Señor San Antonio», como así refleja el auto sobre la licencia fechada a 16 de mayo de 1650, ante el escribano mayor del cabildo de Arahal, don Francisco Pacheco Balderrama: «…peticion por pedro Duarte, vezino de esta dicha uilla y mayordomo de la Cofradia de Señor San antonio, y en nonbre de los demas hermanos y devotos de el dicho santo, dixo, que auia muncho tiempo que deseauan haser una hermita en parte conviniente donde colocar y poner el dicho santo, y auiendo concevido entre los hermanos y demass vezinos de esta dicha uilla el sitio y lugar donde ovia estar el dicho santo y su sitio es fabricarse dicha hermita en la salida de esta dicha uilla…».

Durante su proceso de construcción, consta una donación testamental del año 1653: «mando una limosna para ayuda a la obra de la ermita del señor San Antonio de Padua que se esta haciendo en esta villa, dos ducados». El 25 de febrero de 1660, don Fray Pedro de Urbina concede la licencia para colocar un altar y decir misa en la ermita, siendo la descripción del oratorio «…altar de la capilla mayor de ladrillo y yeso más alto el circuito del servicio del altar, con un nicho para el santo y dos más pequeños para otras imágenes, sobre la portada una torrecita con su esquilón grande…».

Entre los numerosos testamentos que se encuentran en el Archivo Parroquial de Santa María Magdalena referente a la ermita de «Señor San Antonio», el más antiguo data del 8 de agosto de 1695, cuyo número de registro 112 pertenece al testamento de Juan Alférez, vecino de esta villa, el cual otorgó su testamento ante el escribano público Cristóbal José Jinete, donando «1 real a la cera del Santísimo y otro a la Cofradía de las Benditas Animas, y 1 libra de cera, en velas, a la ermita de Señor San Antonio, y 4 maravedís a cada una de las mandas acostumbradas».

Se desconoce que pudo ocurrir con la primitiva ermita, dado que el actual inmueble es una obra de principios del siglo XIX, citado por Madoz en 1845 “…contigua al cementerio y a la vereda de Osuna y distante de la villa a unos 200 pasos…”. Lo más importante del conjunto es la propia arquitectura con una portada sencilla remarcada por pilastras, friso y gran óculo que recuerda las obras de Antonio Matías de Figueroa coronándose con una espadaña de triple vano. Viene a ser, una vez más fruto de la interpretación de un maestro local de los presupuestos barrocos pasados de moda, cuando ya se imponía en el lenguaje neoclásico.

Después de casi cuatrocientos años de existencia, la devoción del pueblo de Arahal al Santo Bendito de Padua, no sólo se ha mantenido sino que ha ido creciendo y hoy en día goza de intensa vida social y religiosa. El pueblo lo ha tomado como patrón y así es llamado por todos. Es una hermandad muy popular, muy arraigada en el pueblo y con un marcado sello personal. Antiguamente existía la tradición hasta hace poco, entre las jóvenes casaderas, de tirar piedrecitas a la imagen del Santo que se encuentra en la fachada principal, para que éste les encontrara pronto un buen novio. Entorno a la imagen titular de la ermita se celebra la "Velá de San Antonio", cuyo orígenes se remontan al año 1974, siendo recuperada en el año 2011, tras un paréntesis, iniciativa de Mª Elena López Frías.

Textos extraídos: GARCÍA AMADOR, Manuel Jesús. Arte y Fe. Compendio General de la Arquitectura Religiosa de Arahal. Ediciones Pangea. Febrero, 2023. Págs. 290 - 317.

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